Historia de Sanlúcar de Guadiana, un pueblo pintoresco al que querrás volver.
En la frontera con Portugal, a la margen izquierda del río Guadiana, se encuentra localizada la bella población de Sanlúcar de Guadiana, que extiende sus 96,5 Km2 sobre el extremo occidental de la provincia de Huelva.
Su origen podemos encontrarlo en la ocupación árabe, ya que bajo el amparo del reino taifa de Niebla, algunos grupos musulmanes se asentaron sobre estas tierras, en ese momento casi despobladas. Pero el núcleo actual de Sanlúcar se inicia en el segundo tercio del siglo XIII, cuando Sancho II de Portugal conquista estas tierras a los musulmanes, las cuales serían en un principio de realengo; pero muy pronto, desde el siglo XIV, la historia de este municipio quedará unida al alfoz de Gibraleón que a partir de entonces se afianza como pueblo hasta que en 1435 Dª Isabel Guzmán de Ledesma le concede la merced de fundación y ordenanza como villa.
La Guerra de la Independencia Portuguesa, a mediados del siglo XVII, tendrá importantes consecuencias para este municipio, ya que fue víctima del clima de violencia e indefensión propia de una guerra, sufriendo numerosos robos y saqueos, además de tener que hacerse cargo de la manutención de la tropa española que defendía la frontera. Ante esta situación, el Conde Jerónimo Ró, maestre de campo general de esta frontera fortalecerá la villa construyendo el fuerte de San Jerónimo, junto a la Iglesia Parroquial, y más tarde, en 1.642, el Castillo de San Marcos. Sin embargo, estas medidas no aseguraron la defensa de la población, ya que en varias ocasiones la villa fue ocupada militarmente por los portugueses, lo cual significó la destrucción completa de la población y el abandono de sus habitantes, que no comenzarían a retornar hasta el año siguiente.
Las constantes crecidas del río Guadiana también han sido una constante en la historia de este pueblo, destacando por sus nefastas consecuencias, la de 1823, cuando el agua alcanzó 14 metros de altura, destruyendo 110 casas de las 240 que poseía el casco urbano, lo que provocó que la población afectada tuviese que refugiarse en el castillo.